El Alquimista, del autor brasileño Paulo Coehlo, es uno de los libros más vendidos de la historia, así que es muy posible que lo hayas leído o que al menos su argumento te resulte familiar. En total, hay unos 150 millones de copias circulando por el mundo, ya que es una novela que se ha traducido a más de 70 idiomas y ha sido muy bien promocionado.
Estilo literario de El Alquimista de Coehlo
Su temática es variada, lo que hace complicado incluirla dentro de un solo género literario. Por un lado, es un libro de aventuras y fantasía en la que su protagonista, Santiago, comienza un largo viaje por España y el norte de África con el objetivo de encontrar dinero. Sin embargo, ese viaje por tierra termina convirtiéndose en un recorrido hacia su interior, por lo que hay quienes consideran que El Alquimista es una novela esóterica y que podría catalogarse dentro del desarrollo personal.
Durante su largo periplo, Santiago, un pastor andaluz, se encuentra diferentes pruebas. Estas le ayudan a distinguir y a seguir las señales del destino, que siempre nos termina llevando a nuestro «por qué». No obstante, El Alquimista reflexiona también sobre todos esos obstáculos que llenan el camino pero que en realidad suponen un aprendizaje.
Edad recomendada para leer El Alquimista
Cualquier edad es recomendada para leer El Aquimista. De hecho, hay lectores que han acudido a esta novela en diferentes etapas de su vida y reconocen que con cada nueva lectura han encontrado algo nuevo. En cualquier caso, es una obra escrita en un lenguaje sencillo, llena de moralejas, con muy buen ritmo literario y con una estructura accesible. Además, es corta y puede leerse fácilmente en un par de horas.
Podría decirse que El Alquimista se lee en varias capas según los años que tengas y la capacidad de entendimiento que poseas. En edades tempranas, esta novela se convierte en una historia de aventuras, en un cuento lleno de cuentos. Sin embargo, con ojos de persona adulta, más entendida en filosofía y en temas de desarrollo personal, lo que quedan son aprendizajes y reflexiones sobre espiritualidad.
Por otro lado, cada capítulo puede entenderse de manera individual, por lo que es un buen libro para tener siempre en la mesilla e ir releyendo de vez en cuando.
Resumen general de El Alquimista de Paulo Coehlo
El protagonista de El Alquimista es Santiago, un pastor andaluz que sueña con algo de manera recurrente: está destinado a encontrar un gran tesoro escondido en las pirámides de Egipto. No sabe mucho más, así que decide acudir a una gitana adivina, para que lea su futuro y le proporcione más datos. También habla con Melquidesec, rey de Salem, que le regala dos piedras (Urim y Tumim) con poderes. Finalmente, decide emprender el viaje y completar su Leyenda Personal, es decir, aquello que le tiene preparado el destino.
Para financiar su viaje, decide vender sus ovejas. No obstante, nada más cruzar el Mediterráneo, en un puerto del Norte de África, le asaltan y le roban todo el dinero que llevaba. Por suerte, consigue rápidamente ocupación con un mercader de cristales, al que da muy buenos consejos empresariales. Tras pasar algún tiempo, gracias a su ojo para los negocios, se hace rico y abandona este trabajo para continuar su recorrido.
Decide unirse a una caravana, donde conoce a un inglés que le habla de El Alquimista, un sabio conocedor del arte de la alquimia (una disciplina filosófica que se enraíza en otras como la metalurgia, la astrología o el misticismo).
Tras una guerra de la que consigue escapar, Santiago llega a un oasis y conoce a Fátima, una mujer de la que se enamora y por la que decide parar su viaje. Pero allí también conoce a El Alquimista, que se queda impresionado por su Leyenda Personal y le convence para seguir adelante, ofreciéndose a acompañarle. Santiago acepta y retoman el camino juntos. Sin embargo, la tranquilidad dura poco, porque son detenidos por una facción árabe.
El Alquimista les cuenta a los secuestradores que Santiago en realidad es un mago y que en tres días conseguirá escapar en forma de arena. El protagonista no sabe qué hacer ni cómo cumplir con esa profecía, por lo que durante esos tres días se dedica a observar el desierto intentando encontrar una respuesta. Por suerte, gracias a lo ya aprendido, logra hablar con el viento, el desierto, el sol y la Mano que todo lo había escrito (el destino) y estos le ayudan a crear una tormenta de arena con la que escapar. Sus captores, sorprendidos, les dejan ir.
Siguen su viaje y se encuentran con un monasterio copto. Allí El Alquimista prueba su capacidad para convertir el plomo en oro, dividiendo lo conseguido en cuatro partes. Ellos se quedarán una cada uno y luego darán dos a un monje.
Finalmente, como está ya cerca de las ansiadas pirámides, Santiago decide continuar solo. Cuando llega a ellas empieza a cabar, pero aparecen unos bandidos a los que Santiago explica su sueño. Estos le golpean como respuesta, aunque paran cuando el jefe de la banda, tras escuchar las súplicas del protagonista, comprende que quizá lo del tesoro soñado sea real. Él mismo había vivido una experiencia similar pero con unas riquezas enterradas en una aldea española.
Sabiendo esto, Santiago se da cuenta de que su tesoro estaba mucho más cerca, en su propio pueblo. Sin embargo, no se arrepiente de su viaje, ya que gracias a él ha aprendido mucho. De vuelta en Andalucía, encuentra el tesoro, paga a la gitana que le ayudó al principio y regresa al oasis para estar con Fátima.
El Alquimista: resumen por capítulos
El prólogo de El Alquimista
El prólogo actúa como una introducción al resto de la novela. En él aparece El Alquimista, un personaje del que se nos dice poco, solo que se encontró un libro que contaba el mito de Narciso. Tradicionalmente, esta es la historia de un joven muy bello que, mirándose en el reflejo del agua de un lago, terminó por caerse y ahogarse. En el lugar exacto donde murió, nación un narciso. Sin embargo, en el libro que encuentra El Alquimista el final es otro: la diosa del bosque llega al lago y se encuentra a Narciso ahogado y convertido en un lago de lágrimas.
Parte I, Capítulo I
El Alquimista empieza en una iglesia que tiene un árbol de , donde Santiago decide pasar la noche. En sus sueños, vuelve a aparecer el tesoro escondido en las pirámides. Cuando despierta piensa en una muchacha, hija de un comerciante, que había conocido hacia un año y que se había sorprendido porque, siendo pastor, Santiago supiese leer. Esta chica le hace prometer que, pasados doce meses, irá a buscarla para volverse a ver.
Santiago se dispone a iniciar el camino hacia la muchacha, decidido a explicarle también que la razón de que no sea analfabeto es que fue al seminario. No obstante, terminó por decidir que no quería ser cura porque prefería viajar con sus ovejas siendo pastor. Reflexionando se da cuenta de que ser libre, igual que cualquier otro anhelo o deseo, es lo que hace la vida interesante.
Parte I, Capítulo II
Santiago avanza hacia Tarifa, muy cerca de donde ha quedado con la chica. Antes de continuar, decide visitar a una gitana para que interpete ese sueño que estaba teniendo sobre el tesoro. La adivina le dice que es algo real y que debe ir a Egipto a buscarlo; a cambio de ayudarle, le pide una parte del botín.
Justo después se encuentra en una plaza con un señor que dice llamarse Melquisedec, el rey de Salem. Este le cuenta que hay una gran mentira que todo el mundo se cree: que el destino se interpone entre la persona y su Leyenda Personal. En cambio, le explica que las Leyendas Personales son creadas por el Alma del Mundo, que ayuda a cada cual a cumplir su Leyenda. Este señor afirma ser un enviado que descubre la verdad a quienes quieren verla, y le pide el diez por ciento de la venta de sus ovejas a Santiago a cambio de reverlársela.
Santiago acepta y decide que todo lo que le ha pasado hasta ahora (sus ovejas, el encuentro con la muchacha hace un año…) solo son pasos hacia su Leyenda Personal, así que decide seguir los consejos del rey y continuar el camino. Después de vender su rebaño y antes de irse, Melquisedec le da dos piedras Urim (la del sí) y Tumim (la del no), que podrá consultar para interpretar las señales del universo.
Santiago compra un billete para pasar de Tánger a África, pero nada más llegar le engañan y le roban todo su dinero. A pesar de ello, las piedras le indican que todo va bien, así que acude a una tienda de cristales y encuentra trabajo ayudando al mercader que la gestiona.
Parte II, Capítulo I
Después de casi un año trabajando con el mercader de cristales, Santiago le propone construir una estantería que atraiga a los clientes. El resultado es muy satisfactorio y cosigue muchas ventas, así que su jefe le da dinero suficiente para volver a España. Santiago está a punto de hacerlo, pero recuerda su Leyenda Personal y decide seguir hacia Egipto.
Compra un billete para ir en una caravana, donde conoce a un inglés que le habla de un hombre muy sabio: El Alquimista. Al parecer, esta persona tiene conocimientos sobre muchos temas, desde metalurgia hasta espiritualidad. El inglés se dirige al oasis donde vive este señor, e invita a Santiago a acompañarle.
Llegan al oasis, un lugar neutral donde además deben parar porque el desierto, lleno de guerras entre clanes, no es seguro para continuar viajando. Además, allí conoce a una chica: Fátima. Enamorado, Santiago se da cuenta de que es capaz de escuchar la voz del Alma del Mundo, pero reconoce que no puede casarse porque entonces debería quedarse en el oasis para siempre y abandonar su Leyenda. Fátima le apoya y le explica que ella, como otras muchas mujeres, disfruta de la libertad de su pareja. Santiago aprende entonces que el amor no significa posesión.
Una noche Santiago, en sueños, tiene la visión de que un ejército atacará el oasis, por lo que al despertar alerta a los ancianos sobre ello. Estos le prometen que por cada diez hombres que matasen, le daría una moneda de oro, pero que si todo era mentira y no había ningún ataque, el muerto sería él.
Esa misma noche Santiago encuentra por fin al Alquimista, que le pregunta amenazantemente cómo ha sabido lo del ataque. Al explicarle todo sobre su vida, su sueño y su Leyenda, el Alquimista le dice que, si al día siguiente seguía vivo, lo buscase para irse juntos a Egipto.
El ataque ocurre y Santiago, que ha demostrado acertar con su visión, recibe las monedas prometidas. Al final del día, acude a su cita con El Alquimista y juntos retoman el camino.
Parte II, Capítulo II
Durante el viaje, Santiago insiste al Alquimista para que le enseñe más secretos sobre su arte. Sin embargo, este le explica que lo que le queda por aprender debe hacerlo solo. También le cuenta que el problema con las Leyendas Personales es que la gente se obsesiona con coleccionarlas, pero no las viven, y en consecuencia han perdido y olvidado los secretos del universo.
Santiago está asustado y una parte de él se arrepiente de haber dejado atrás a Fátima y al oasis para internarse en el pelirgoso desierto. En su corazón escucha la voz del Alma del Mundo contándole historias de aquellos que no lograron su objetivo. Sin embargo, El Alquimista le asegura que, si conoce bien a su corazón, este jamás le traicionará.
Cuando Santiago reclama una vez más conocer los secretos de la alquimia, su acompañante le explica que la razón de que los alquimistas pueden convertir cualquier metal en oro es que están ayudándolo a cumplir su Leyenda Personal. Por lo tanto, además de los seres, los elementos del mundo también tienen una.
Lo que era esperable ocurre: los dos personajes son capturados por uno de los clanes guerrilleros. Durante su cautiverio, El Alquimista afirma que Santiago es un hechicero y que logrará escapar; los secuestradores no se lo creen, pero le dan tres días para comprobarlo. Santiago está asustado pero, justo cuando se le acaba el tiempo, deja que su corazón y el desierto, el sol y el viento hablen, ya que ambos conocen el Lenguaje del Mundo. Estos elementos no le pueden ayudar, pero le dan la pista definitiva: que ore a la Mano que todo lo escribe. Esta Mano le responde poniendo en marcha una tormenta de arena que rodea a Santiago y lo lleva hasta el otro punto del campamento. Los guerrilleros que los habían secuestrado, impresionados, les dejan libres a él y al Alquimista.
Ambos personajes siguen el viaje hasta llegar a un monasterio cóptico. El Alquimista convierte todo el plomo que allí hay en oro y lo reparte entre sí mismo, Santiago y el monje, que recibe el doble con la promesa de que la mitad se lo dará al protagonista si algo le ocurriese en Egipto.
Finalmente, Santiago va solo a Egipto y allí encuentra las famosas pirámides de sus sueños. Se pone a cavar y en esa tarea está cuando dos bandidos lo asaltan. Le empiezan a apalear hasta que Santiago les cuenta qué está haciendo. Cuando paran a escucharlo, uno de ellos se ríe explicándole que el tesoro no está ahí, que él tuvo el mismo sueño. Eso sí, se burla diciéndole que el lugar era una iglesia española con un árbol de sicómoro. La otra diferencia es que él no fue tan tonto como para recorrerse medio mundo e ir a buscarlo. Es entonces cuando Santiago comprende todo y vuelve a su aldea. Allí, en esa iglesia donde durmió al comienzo de la novela halla el tesoro, pero es feliz porque durante el viaje encontró mucho más.
El final de El Alquimista explicado
¿Cuál es el mensaje final de El Aquimista? Santiago se da cuenta de que el viaje, aparentemente, no le ha traído ningún tesoro, sino que el verdadero estaba en el lugar donde había pasado la noche al principio de la historia. ¿Por qué está entonces feliz y agradecido? Podría haber ahorrado todos los peligros, asaltos y obstáculos si no hubiese iniciaco el recorrido, sobre todo teniendo en cuenta que el tesoro estaba mucho más cerca.
La explicación es sencilla: el viaje físico se convirtió en un viaje espiritual, lleno de crecimiento personal. Cada problema que encontró le supuso un aprendizaje, que en realidad es un gran tesoro.
La moraleja final es que los sueños (es decir, nuestra Leyenda Personal) hay que perseguirlos. Santiago hizo bien en ir a por ellos, no quedarse «quieto» esperando a que ellos viniesen a él o rindiéndose cada vez que algo se interponía en su camino.
Al mismo tiempo, el final de El Alquimista es una reflexión sobre el destino. No hay uno solo, al que sí o sí debamos dirigirnos, sino que este puede tomar una forma diferente a la que esperábamos en un primer momento. El destino final de Santiago era regresar a un lugar, estar con Fátima y dejar de moverse de un lado a otro con sus ovejas. Sin embargo, al comienzo de la novela pensaba todo lo contrario y por eso era pastor.
Tras todo el viaje, el de ida y el de regreso, Santiago consigue lo que El Alquimista le había dicho: escuchar a su corazón e interpretar sus señales.
Frases y citas destacadas de El Alquimista
«Cuando Quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.»
«El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento. Y ningún corazón sufrió jamás cuando fue en busca de sus sueños.»
«Tu corazón está donde está tu tesoro. Y es necesario que encuentres tu tesoro para que todo pueda tener sentido.»
«Todas las personas al comienzo de su juventud saben cuál es su Leyenda Personal. En ese momento de la vida todo es claro, todo es posible y no tienen miedo de soñar. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, una misteriosa fuerza trata de convencerlas de que es imposible realizar esa Leyenda Personal.»
«Cuando todos los días parecen iguales es porque hemos dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en nuestras vidas.»
El Alquimista es un libro de superación y de crecimiento. Habla sobre la gran aventura de la vida, y el hecho de apelar a tantas personas es lo que logró que Paulo Coehlo se obtuviese un estatus y una notoriedad como escritor.
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