¿Cómo han llegado las personas más influyentes y poderosas de la historia a ese punto? En el libro Las 48 leyes del poder, el escritor Robert Greene expone cuáles son las 48 leyes que esas personas siguieron, y que también siguen personas actuales que gozan de reconocimiento y poder en la sociedad.
A pesar de que han pasado años desde su publicación y de que la obra ha estado rodeada de controversia, el libro de Greene se mantiene como un importante y relevante manual de autoayuda. Muchas personas, algunas tan famosas como Will Smith, han acudido a él para entender cómo lidiar con el poder.
Si quieres saber en qué consisten estas leyes, pero también las razones que han llevado a la obra a ser tan criticada, quédate con nosotros y sigue leyendo nuestro resumen de Las 48 leyes del poder.
Sinopsis de Las 48 leyes del poder
Las 48 leyes del poder es un libro que comparte con el lector cuáles son las cualidades y los comportamientos de una persona poderosa.
A través de 48 leyes, Robert Greene va exponiendo ejemplos y consejos sobre cómo esas 48 técnicas han hecho que personajes como Julio César o Napoleón se convirtiesen en líderes poderosos e influyentes dentro del tejido social.
Las 48 leyes del poder: resumen
Las 48 leyes del poder, del autor Robert Greene, plantea 48 técnicas para ser líder y prosperar socialmente.
Aunque son muchas las conductas, mentalidades y ejemplos que se recogen en este libro, podríamos resumir todo en tres ideas principales:
- No hagas evidente que quieres conseguir el poder y, en concreto, no hagas de menos a aquellos que, en un momento dado, lo ostentan y son superiores a ti. La manera de ascender no puede ser humillando a personas que, como respuesta, pueden aplastarte.
- Mantén cerca a tus enemigos, aprende de ellos y utiliza ese conocimiento para superarlos. Tampoco pierdas de vista que aquellos que no son tus enemigos y se presentan como amigos, pueden igualmente traicionarte. Si se encuentran en una situación en la que ven la traición como una manera para conseguir algo, la traición la habrá. Mantén, por lo tanto, tus expectativas a raya y no esperes demasiado de la gente, recuerda que tú eres la única persona en la que realmente puedes confiar.
- Si no tienes nada que decir, no lo digas. Y si sí tienes algo que decir, hazlo con las palabras justas. No hagas gala de tu poder a la mínima que puedas y así evitarás envidias y rechazo. En cambio, muestra tu autoridad a través del silencio.
Las 48 leyes del poder: resumen por capítulos
Las 48 leyes del poder no está dividido en capítulos, sino en las 48 leyes. Podríamos decir que estas son en realidad los capítulos, por lo que, para escribir un buen resumen de este libro, vamos a acudir a cada una de ellas, analizándolas y poniendo ejemplos que las ilustren.
Las 48 leyes del poder: resumen de cada ley
¿Cuáles son esas 48 leyes que menciona el título y qué nos enseña Robert Greene con ellas? Lo vemos en este apartado.
Ley 1
Tu superior es tu superior, y debes hacérselo sentir. ¿A qué se refiere Robert Greene con esto? A que no puedes minusvalorar a la mano que te da de comer.
Piénsalo de otro modo, si tu superior considera que no le guardas el respeto que su posición merece, te verá como una amenaza. Por lo tanto, no le hagas sentir inseguro y, en cambio, hazle ver que es más brillante e inteligente que tú.
Ejemplo: un día en el trabajo tu jefe está explicando algo y cita un dato, pero lo cita mal. En lugar de corregirle de forma directa y señalar su error, intenta hacerlo de manera más asertiva o, si es posible, más tarde y en privado, sin dejarlo en evidencia o dudando de su inteligencia.
Ley 2
Esta ley hace referencia a aquello de “mantén cerca a tus amigos, pero aún más a tus enemigos”. Greene considera que los amigos terminarán traicionándonos, en cambio, los enemigos siempre van de frente y sabes qué esperar de ellos.
Ejemplo: Julio César murió asesinado por unos golpistas entre los que se encontraba su propio hijo, del que presuponía que era su amigo y no su enemigo.
Ley 3
Para acaparar el poder que deseas, es imprescindible saber más que el resto y no enseñar todas tus cartas. Es decir, cuando definas tu plan, no desveles cada uno de los detalles que lo conforman. Esto evitará traiciones y hará que tus enemigos se desestabilicen cuando ocurra algo que no esperaban.
Ejemplo: en una situación como la compra de una casa, en la que el mejor postor se queda la vivienda, no conviene avisar al agente inmobiliario de cuál será tu oferta final. Esta podría usar la información para persuadir a otros compradores de superarte.
Ley 4
Una persona poco habladora despierta interés en el resto. En cambio, quien dice demasiado es visto como alguien corriente y sin poder, o al menos así lo veía Greene.
Ejemplo: si buscas causar buena impresión en una reunión de trabajo, no hables más de lo necesario. Esto hará ver que sabes lo que quieres y que no necesitas persuadir con cientos de palabras y argumentos; tu presencia poderosa convencerá por ti.
Ley 5
La reputación es la mejor baza en cualquier situación, sobre todo cuando queremos erigirnos como poderosos. No obstante, también es nuestro talón de Aquiles. Si nuestra reputación se tambalea, lo hace nuestro poder. En lugar de limitarte a destacar tu reputación, intenta debilitar la del resto.
Ejemplo: si buscas un ascenso en el trabajo, no recites tu curriculum vitae, destaca cuáles son las cualidades que te hacen un candidato mejor y diferente que el resto. Eso sí, no hagas ataques directos, sé sutil y deja que tu público (en este caso, tu jefe o el equipo de recursos humanos) termine descartando a tus oponentes.
Ley 6
Nos guste o no, tener poder implica estar expuesto a los juicios y opiniones de la gente. Por esto mismo, evitar esa exposición puede llevar a perder el poder. Si no quieres que esto ocurra, sé visible y llama la atención.
Ejemplo: imagina un jefe de departamento que no aparece en las reuniones, su poder decaería y sería visto como alguien vago, que no tiene interés o que no vale lo suficiente. Por el contrario, los trabajadores (sean jefes de equipo o no) que participan y, si tienen algo que decir, lo dicen, se hacen ver.
Ley 7
Quien es poderoso lo es porque tiene a otras personas bajo ese poder. Greene lo explica así: es fundamental apropiarse de los méritos y del trabajo que otras personas hacen para ti. No obstante, no puede ocurrir al contrario: nadie puede apropiarse de tus éxitos.
Ejemplo: cuando el presidente de un gobierno habla sobre los avances realizados durante su legislatura, los presenta como propios, aunque la realidad es que quienes han hecho el trabajo han sido los miembros de su gabinete.
Ley 8
Cuando alguien tiene poder, debe lograr que las personas, especialmente sus oponentes, se le acerquen, y no al revés. De este modo, quienes se acercan lo hacen con unas pretensiones y un deseo de poder tal que les hace olvidar sus planes. Es entonces cuando es momento de atacar para desestabilizarlos.
Ejemplo: volvamos al ejemplo de varios trabajadores que compiten por un ascenso. Entre los candidatos está uno de los referentes y personas más importantes de la empresa. Es probable que el resto de candidatos, sobre todo si no saben que también está solicitando el ascenso, le pidan consejo o quieran acercarse para “contagiarse” de ese poder en lugar de establecer su propio plan. El poderoso puede usar esta circunstancia para establecer el suyo propio y confundir a los otros.
Ley 9
Las discusiones nunca llegan a buen puerto, porque generan resentimientos en unos y otros. Por eso, cuando te toque dejar clara tu postura, hazlo sin entrar en justificaciones o largas explicaciones que puedan despertar el debate. Plantea cuál es tu posición a través de acciones.
Ejemplo: si en tu familia estáis valorando cómo repartiros las tareas del hogar, no discutáis por ello. En cambio, poneos manos a la obra y empezad a completar cada tarea.
Ley 10
Somos de quienes nos rodeamos. Según Greene, si te rodeas de gente que siempre está triste o no tiene motivación, terminarás adoptando esa actitud. Evita, por lo tanto, a estas personas y escoge a otras que te aporten.
Ejemplo: si quieres emprender, deja de escuchar y de quedar con esa gente que te dice que será difícil y que no te muestra su apoyo.
Ley 11
Cuanto más dependa la gente de ti, mejor. Aunque pienses que eso puede agobiarte, Greene considera que te dará más libertad y, sobre todo, poder.
Ejemplo: como jefe, es importante que tus empleados te vean como un referente sin el que no pueden hacer nada. Eso evitará que sean suficientemente independientes como para creer que pueden sustituirte.
Ley 12
Greene considera que la mejor arma es la honestidad, ya que tras las buenas palabras o acciones es donde mejor se esconden las intenciones deshonestas. Por ello, el autor opina que si quieres desarmar a un contrincante, no le hagas ver que estás en su contra, sino todo lo contrario.
Ejemplo: volviendo al caso del ascenso, sé amable con el resto de candidatos y no les hagas ver que tú también estás intentando conseguir el ascenso. Esto les hará confiar en ti y, quizá, enseñarte sus cartas.
Ley 13
Si quieres que alguien haga algo por ti, no apeles a su humildad, sino a su egoísmo. Aunque pueda parecer más útil buscar la compasión, las personas, según Greene, hacemos cosas por el resto cuando podemos conseguir algo a cambio.
Ejemplo: ¿Quieres que tu pareja te ayude con la compra? Ofrécele algo a cambio o hazle ver cómo ayudarte le vendrá bien (por ejemplo, podrá colocar como quiera las cosas y no como tú quieras, que, en su opinión, nunca lo haces bien).
Ley 14
Sé un buen amigo cuando en realidad lo que eres es un gran espía. Acercándote a la gente, y haciéndolo con la careta de “amigo”, podrás conseguir información y hacer ciertas preguntas. Greene, por lo tanto, considera que engañar no está mal si ayuda a conseguir la confianza de quien nos interesa.
Ejemplo: si estás buscando financiación para un proyecto que quieres lanzar, acércate a los posibles inversores como un amigo, confiarán más en ti y te darán información sobre el dinero que están dispuestos a darte o si hay otro proyecto al que están valorando apoyar.
Ley 15
No es suficiente con perjudicar a tu enemigo, es importante destruirlo. Es por ello que el ataque debe ser fulminante.
Ejemplo: un mito de la Antigüedad del que siempre se habla para ilustrar esta ley (y otras muchas de las 48 de Greene) es el del caballo de Troya (narrado entre La Ilíada y La Odisea). Según esta leyenda, el ejército griego se metió dentro de un caballo de madera y engañó a los troyanos haciéndoles pensar que era una ofrenda de paz. Lograron entrar así en el campamento y, cuando los troyanos celebraban borrachos y dormían, los griegos salieron para acabar con ellos. No tuvieron piedad y, más allá de causar la muerte a casi todos los troyanos, fue una humillación que destruyó a Troya.
Ley 16
Si quieres que la gente te valore y te vea como alguien importante, sé ausente y distante. Estar siempre presente hará que te perciban como alguien “normal”.
Ejemplo: si te pones a pensar, la mayoría de jefes o dueños de empresas no suelen aparecer por la oficina. Cuando lo hacen, es todo un evento y la gente se prepara para ello.
Ley 17
De manera parecida a la ley 16, Greene considera que ser impredecible y no hacer lo que se espera de uno otorga poder, ya que intimida al resto.
Ejemplo: si tus empleados esperan que gestiones un error de una manera, hazlo de otra. Esto, aunque no lo creas, les hará darse más cuenta de que tienes poder para hacer lo que quieras y, también, evitará que cometan errores (muchas veces, estos se cometen por falta de atención porque se sabe a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias).
Ley 18
Es un error creer que el poderoso debe aislarse y evitar que otras personas se le acerquen, pues podrían dañarle. Greene plantea que construir una fortaleza puede ser también peligroso, pues la mejor forma de conseguir información valiosa es infiltrarse dentro del grupo.
Ejemplo: piensa en ese empleado o jefe que no se relaciona con el resto. La percepción que se tiene de esa persona es que es de poco fiar. En cambio, se confía en quienes forman parte del grupo, por eso los buenos jefes dedican parte de su tiempo a estar con sus empleados, a conocerlos y a que estos se sientan suficientemente seguros como para contarles cosas.
Ley 19
Conocer al contrincante es fundamental para lanzar un buen ataque. No hacerlo y atacar de manera indiscriminada y sin analizar a la víctima, lleva a errores y a no cumplir con el objetivo.
Ejemplo: en una reciente campaña de publicidad, la cadena de hamburguesas Vicio atacó directamente a su gran competidor (Goiko). No se limitó a decir que sus hamburguesas eran las mejores, sino que creó un eslogan (y eligió a una modelo llamada Goico como imagen de marca), para aludir específicamente a la otra empresa.
Ley 20
No es conveniente tomar partido por alguien cuando se produce un conflicto. La única persona a la que le debes fidelidad es a ti mismo.
Ejemplo: aunque esta ley es aplicable a muchas situaciones en el trabajo, también puede llevarse a lo personal. Si dos amigos tuyos discuten, no elijas un bando. Eso hará que el conflicto termine siendo también contigo y que incluso pierdas alguna amistad.
Ley 21
¿Hay algo mejor que sentirse inteligente? Esto debe hacernos ver que, para tener poder, es importante que el resto se crea más listos que nosotros. Aunque lo veamos como algo negativo, en realidad es una ventaja, ya que tus contrincantes no creerán tener razones para desconfiar de ti.
Ejemplo: si aquellas personas contra las que compites por un ascenso piensan que son mejores que tú, no te verán como competencia y bajarán la guardia. Por ejemplo, en sus entrevistas no intentarán quedar por encima de ti ni superar tus habilidades, pues no piensan que las tengas. No obstante, cuando seas tú quien tenga la entrevista, podrás hacer ver tu valor sin necesidad de superar el de otros.
Ley 22
Rendirse no es fácil, pero es útil. Robert Greene considera que, aunque veas que vas a ganar, es mejor echarse atrás y hacerle suponer a tu oponente que ha ganado la batalla. ¿La razón? Que lo importante es ganar la guerra, y esto es más sencillo cuando el resto se confía y tú has tenido más tiempo para descansar.
Ejemplo: esta estrategia la siguen muchos deportistas, sobre todo aquellos que participan en competiciones donde la estrategia es clave. En el ajedrez hacer un “mal” movimiento (pero siempre controlado) hace que el oponente se confíe y se regocije en ese mal movimiento. Esa distracción te permite pensar y dar el golpe definitivo con un movimiento ganador.
Ley 23
Concentra todas tus fuerzas en un único objetivo, en lugar de intentar abarcar más de lo que puedes.
Ejemplo: el gran error bélico de la Alemania nazi fue abrir demasiados frentes, algunos casi sin estudiar el terreno (como le ocurrió en la frontera con la URSS).
Ley 24
Ser amable es un arma poderosa. Quien halaga a sus superiores se gana sus favores.
Ejemplo: Si quieres conseguir el ascenso, sé amable con quien debe dártelo. Por esto no hay que entender ser extremadamente (y falsamente) amable, sino mostrar una predisposición natural a ayudar.
Ley 25
Tú eres la única que persona que puede cambiar tu identidad. Aunque no es recomendable llevar mil caretas, sí lo es modificar ciertos aspectos cuando esto puede beneficiarnos.
Ejemplo: muchas marcas, cuando están perdiendo clientela o cuota de mercado, hacen un rebranding y redefinen su identidad para hacerla más atractiva y relevante (si no, mira el caso de Victoria’s Secret).
Ley 26
Aunque muchos estafadores sirviesen de referencia a Robert Greene para escribir este libro, el autor recomienda no involucrarse en negocios o actividades ilícitas y que puedan manchar nuestras manos. Lo que sí recomienda es que otros lo hagan por ti, de modo que tú logres el beneficio, pero manteniéndote limpio.
Ejemplo: a pesar de la corrupción existente dentro del poder político, las grandes cúpulas nunca suelen caer porque se han preocupado de que otros hagan el trabajo sucio y de que sean sus nombres los que aparezcan en las pruebas inculpatorias.
Ley 27
Si las religiones han triunfado es porque la gente necesita creer en algo. ¿Quieres erigirte como líder de un grupo o una causa? Haz que la gente crea en ello y aprovéchate de su fe. Es fundamental que también diseñes unos rituales y, siempre, tú te coloques como un ser superior.
Ejemplo: la cultura de muchas empresas se ha basado en una especie de “admiración” a su fundador o a su producto (Apple, Google, Tesla…). Esto genera una gran fidelidad y hace que muchos empleados acepten ciertas condiciones solo porque se sienten especiales y parte de algo.
Ley 28
La seguridad está unida al poder. Si quieres ser poderoso todo lo que hagas, debes hacerlo estando seguro de que sabes cómo hacerlo.
Ejemplo: en una empresa, no tiene éxito el que dice que va a hacer algo de una manera única, sino quien lo hace, aunque el proceso no sea increíble.
Ley 29
El proceso para llegar de un punto A a un punto B es importante, pero también lo es qué ocurre una vez estás en B. El final hay que planificarlo porque acarrea unas consecuencias o puede no ser exactamente como se esperaba. Considerarlo es crucial para lograr el poder.
Ejemplo: si tienes que dar una mala noticia a alguien (anunciarle su despido), no planifiques solo cómo dársela, sino sus posibles respuestas. Esto te permitirá gestionar y controlar mejor la reacción de la otra persona.
Ley 30
Aunque algo te lleve mucho esfuerzo, no lo dejes ver. Que el resto de personas piensen que tus éxitos surgen de manera natural te dará poder. Obviamente, tampoco muestres tus tácticas para hacer un buen trabajo.
Ejemplo: si es necesario, trabaja fuera de la oficina o haz horas extra, de modo que el resto de tus compañeros y/o empleados crean que lo que a ellos les ha llevado más tiempo (o no han podido acabar) tú ya lo tienes hecho a la perfección.
Ley 31
¿Sabes quien nunca pierde en el casino? Quien reparte las cartas, que suele ser también la banca. Es por eso que si quieres controlar el juego y los jugadores, debes ser el repartidor y que el resto vea que lo eres y que tienes el control.
Ejemplo: para gestionar equipos de trabajo, si eres el jefe, reparte las tareas y las responsabilidades para que otros las asuman mientras tú diriges. Pero el mérito, como vimos en la ley 7, debe ser para ti.
Ley 32
En la actualidad hay una gran tendencia a la romantización de la vida. Es algo que se ve en redes sociales, pero que siempre ha sido así, ya que las personas vivimos en las ilusiones. Conocer la verdad nos lleva a la desilusión, algo que no es agradable. Por eso, quien quiere acaparar poder, debe ser capaz de esconder la verdad si esto hace que la gente mantenga una ilusión.
Ejemplo: muchas empresas que están al borde de la bancarrota esconden los verdaderos datos económicos a sus empleados, de modo que estos sigan trabajando al pie del cañón.
Ley 33
Conocer las debilidades del otro te hace fuerte, pues te permite utilizarlas a tu favor y en su contra.
Ejemplo: Cristóbal Colón quería conseguir el apoyo y el beneplácito de los Reyes Católicos para explorar otro camino hacia Asia (que resultó ser América). Para convencerlos, sobre todo a Isabel, utilizó una debilidad: sus ansías de ser más rica y de tener algo que el resto de reinos no tenían (un nuevo medio para explotar el territorio asiático). Es ofreciéndole eso como Colón logró su cometido.
Ley 34
Si quieres que la gente te vea como una persona poderosa, compórtate como tal.
Ejemplo: si el ascenso implica un liderazgo y una responsabilidad que hasta ahora no tenías, empieza a comportarte como si sí las tuvieses. Eso hará que tus superiores vean que eres capaz y que te comportas como alguien que ostenta ese puesto.
Ley 35
La impulsividad demuestra falta de control, algo que contradecirá tu poder. En cambio, debes mostrar seguridad ante lo que pueda suceder, dando a entender que sabes que todo saldrá como tú quieres y esperas.
Ejemplo: el ejército de la URSS tuvo paciencia y espero a atacar a los nazis cuando el frío ya los estaba desmoralizando.
Ley 36
Cuando tu enemigo tenga algo que tú quieres, no te obsesiones con ello ni dejes ver tu deseo. Lo recomendable es que incluso menosprecies ese algo para que tu enemigo no vea que tiene ventaja.
Ejemplo: dicen que el mayor desprecio es no hacer aprecio, una ley que se aplicó Goiko después de la campaña viral de Vicio, que le atacaba directamente. Todo el mundo esperaba que Goiko respondiese con un anuncio similar, pero solo hubo silencio y su estrategia de marketing no cambió.
Ley 37
Una ley que han seguido la mayoría de los dictadores es crear espectáculos a su alrededor. Tenemos el ejemplo de los emperadores romanos que organizaban torneos de gladiadores en el Coliseo, pero también el de Hitler o Mussolini. Ese fortalecimiento de la presencia es también una estrategia que siguen actualmente las marcas para generar imagen.
Ejemplo: solo hay que echar un vistazo a redes sociales para ver, a través de los perfiles de influencers, los eventos organizados por las marcas. Desde el color de la comida hasta la decoración, todo constituye un gran espectáculo alrededor de su imagen.
Ley 38
Las personas poderosas, por lo general, van en contra del status quo. El poder es lo que tiene, te aleja del resto. Sin embargo, Robert Greene considera que ese alejamiento debe ser mental, pero nunca físico. Es decir, no hay que dejar de juntarse con el resto, pues eso hará que la gente te vea como un esnob que busca llamar la atención.
Ejemplo: las celebridades más queridas son las que se muestran sin maquillaje, van en metro o repiten vestido. Esto es, las que se muestran como si fuesen una persona normal, aunque en realidad no lo sean y su poder supere con creces el tuyo.
Ley 39
La ira no te llevará a ningún sitio, así que, si estás enfadado por algo, cálmate antes de tomar ninguna acción.
Ejemplo: si un empleado ha hecho algo mal, no tomes decisione drásticas (como despedirlo), date un tiempo para pensar cuál es la mejor manera de gestionar su error y cuáles deben ser las consecuencias.
Ley 40
Cualquier cosa gratis, o que se presenta como tal, nunca lo es. Lo gratis, aunque no tenga un precio, esconde algo (tener que devolver un favor, una mala calidad…)
Ejemplo: muchas empresas ofrecen gastos de envíos gratis, pero normalmente esto implica llegar a un mínimo de gasto, por lo que en realidad no es “gratis”.
Ley 41
Sé tú mismo. Inténtalo, al menos, en lugar de buscar ser el sustituto de otra persona poderosa. Eso te obligará a superar con creces todos sus éxitos, algo que no es fácil.
Ejemplo: La revista Forbes saca anualmente listas de las personas más influyentes. Quien aparece ahí es por méritos propios, no por haber superado y, por lo tanto, sustituido, a quien antes ocupaba cierto lugar en la lista.
Ley 42
Si hay alguien cuyo poder eclipsa el tuyo, haz todo lo posible por aislarlo para que pierda su influencia.
Ejemplo: en la antigua URSS, esta es la ley que Stalin puso en práctica para hacerse con el poder y eliminar a Trotsky.
Ley 43
Quien quiere tener poder, debe seducir a otras personas para que lo apoyen. La mejor manera de hacerlo es utilizar la inteligencia emocional y ser capaz de apelar a las emociones del otro.
Ejemplo: las sectas funcionan porque sus líderes son capaces de influenciar a sus seguidores. Si te fijas, verás que usan un lenguaje cargado de emocionalidad, no se limitan a enumerar las ventajas de su grupo.
Ley 44
El espejo es un reflejo de lo que hacemos, y a veces eso que hacemos puede humillarnos. En el caso de tus enemigos, ponles delante un espejo metafórico para que vean aquello que están haciendo mal. Esto les causará no solo vergüenza, sino también confusión.
Ejemplo: esta técnica la utilizan muchos padres con sus hijos cuando estos no quieren hacer algo. Los padres imitan la rabieta para que el niño vea lo ridícula de la situación y, en ese estado de confusión, se le olvide por qué estaba enfadado y termine haciendo aquello que se le pedía.
Ley 45
Los cambios son importantes, pero hay que ir poco a poco. Un buen líder fomenta el cambio, pero retratándolo siempre como algo positivo y que supondrá un aprendizaje. Las personas, al fin y al cabo, somos criaturas de costumbres y nos gusta la tradición. Cuando se nos plantea un cambio, queremos que este tenga una razón de ser y que no trastoque demasiado nuestra rutina.
Ejemplo: a lo largo de los años la tecnología de Apple ha cambiado muchísimo (piensa en cómo era el primer iPhone). Un cambio brusco en el tamaño habría resultado catastrófico porque la gente no estaba acostumbrada a dispositivos tan grades. Sin embargo, el “crecimiento” del iPhone ha sido paulatino, por lo que los usuarios lo han visto normal y no como una imposición.
Ley 46
Muchas personas poderosas opinan que posicionarse como perfectas les ayudará, pero nada más lejos de la realidad. Lo recomendable es mostrar, de vez en cuando, aquellos defectos que nos hacen humanos, pues solo así evitaremos la envidia de otros, que puede llevar al rechazo.
Ejemplo: tras el auge en redes sociales de la productividad, en el que los creadores de contenido mostraban cómo se despertaban a las 5 de la mañana y hacían de todo en un solo día, en la actualidad se ha empezado a rechazar esa idea porque la gente no quiere sentir que es menos que nadie. En consecuencia, los influencers ahora muestran días más normales, en los que no madrugan o en los que no hacen nada productivo.
Ley 47
Ponte un objetivo y, cuando lo alcances, para. Intentar conseguir siempre más y más te traerá enemigos y te convertirá en un ser arrogante y demasiado orgulloso. Pon límites a tu ego.
Ejemplo: si hay algo que ha hecho caer la popularidad de Elon Musk ha sido su ego y su obsesión por acaparar cada vez más poder. Comprar Twitter, ir al espacio… Proyectos que han hecho evidente que quiere ser poderoso, cuando sus deseos y pretensiones deberían ser más silenciosas.
Ley 48
No seas reconocible, pues eso hará que tus enemigos sepan exactamente dónde estás y cómo eres. En cambio, mantente adaptable y no seas demasiado visible.
Ejemplo: una de las claves del éxito de Steve Jobs era que pocas personas realmente lo conocían y sus apariciones públicas eran mínimas. Esto evitó que sus enemigos tuviesen con qué atacarle, y al mismo tiempo activó un aura de misterio a su alrededor.
Las 48 leyes del poder: análisis
Si has leído nuestro resumen de Las 48 leyes del poder, te habrás dado cuenta de que algunas de estas leyes carecen de ética, por lo que han sido criticadas e incluso prohibidas. En este análisis vamos a entender el porqué de la controversia, pero también cuáles son las enseñanzas que nos deja el libro.
De qué trata el libro Las 48 leyes del poder
En 1998 Robert Greene, que trabajaba como escritor de guion en Hollywood (Los Ángeles), publicó el libro Las 48 leyes del poder (con Joost Elffers como editor). Ser testigo de la cultura hollywoodiense fue clave para su obra, ya que en ese tejido de celebridades y personas poderosas, entendió que había una causalidad en su poderío y que actuaban bajo ciertos principios comunes. Unos principios que eran similares a los de grandes dirigentes de la historia, como Napoleón Bonaparte, Isabel I o Julio César.
Decidió pues, gracias también al aliento de su editor, escribir un tratado que dio como resultado el libro que nos ocupa: Las 48 leyes del poder. En él, Greene recoge cuáles son las técnicas, comportamientos y cualidades que convierten a alguien en un líder dentro de la sociedad. Por lo tanto, su lector objetivo era todo aquel que quisiese conseguir poder y ocupar un puesto importante dentro de algún grupo (en el trabajo o en lo personal).
De manera resumida, las leyes recomiendan hacerse con el poder de una manera estratégica que favorezca que el resto de personas acepten ese poder y no lo envidien o lo rechacen.
Las ideas principales, por lo tanto, son: no resultar amenazante (especialmente a aquellas personas poderosas a las que se pretende superar), no ser demasiado confiado (ni siquiera con los amigos), no decir mucho ni ser transparente en cuanto a los planes que se tienen, hacer que otros trabajen para ti y que lo hagan de buena gana, no aislarte (en cambio, potenciar que otros se acerquen a ti para poder influenciarles) y construir a tu alrededor una imagen de poder y respeto.
Las 48 leyes del poder: una obra de gran influencia pero cargada de controversias
El estilo de escritura y el contenido del libro hacen que este recuerde a El príncipe de Nicolás Maquiavelo y a El arte de la guerra de Sun Tzu. También, igual que estas dos obras, Las 48 leyes del poder ha sido muy criticada por considerarse que recomienda conductas que no son éticas y que emulan las de personajes autoritarios como Julio César o Mao Zedong.
La razón de estas críticas es que, cuando no se aplican correctamente o con cierta perspectiva y responsabilidad, las leyes de Robert Greene pueden llevar a situaciones de peligro en la que el individuo acapara poder de manera poco lícita. Es por ello que en las cárceles estadounidenses, donde cada vez más presos pedían leer el libro, terminó prohibiéndose.
A pesar de las controversias, la obra ha vendido millones de copias en todo el mundo (solo en Estados Unidos, 1.2 millones) y del inglés se ha traducido a más de veinte lenguas (a España llegó en 1999). Muchas personas que se dedican al mundo de la empresa, de la fama o de la política han leído el libro y han aplicado algunas de las enseñanzas de Robert Greene.
A día de hoy, la influencia de las leyes sigue siendo notable, solo hay que ir a alguna librería para comprobar que, a pesar de los años, sigue disponible en las estanterías. Se considera incluso un libro de culto, o así al menos lo nombró la revista Fast Company.
Figuras relevantes como Will Smith, Jay-Z o incluso, según Greene, Fidel Castro han leído Las 48 leyes del poder. No obstante, no hace falta ir a las altas esferas para constatar el reconocimiento de la obra. En muchos posts de redes empresariales como LinkedIn y otras plataformas de Internet, se pueden encontrar CEOs que veneran estas leyes.
¿Quién es Robert Greene?
Hemos hablado de Robert Greene, pero siempre en el contexto de la obra. En este apartado vamos a ver cuál fue su recorrido de vida antes de convertirse en un autor superventas y fundador de, se podría incluso decir, toda una ideología sobre el poder y el liderazgo.
Greene nació en Los Ángeles en 1959. Toda su infancia y adolescencia transcurrió allí, y allí también estudió su carrera universitaria, ya que acudió a la Universidad de California en Berkeley para estudiar un Bachelor of Arts. Posteriormente, se trasladó a la Universidad de Wisconsin-Madison para completar sus estudios en arte y literatura clásicas.
Durante su vida laboral fue constructor, traductor, editor y guionista. Fue cuando se dedicaba a este último trabajo, en 1995, cuando empezó a formarse en su cabeza la idea de escribir un ensayo sobre el poder, que terminó convirtiéndose en este libro.
¿Por qué leer y tan bueno es Las 48 leyes del poder?
Como cualquier libro de autoayuda, Las 48 leyes del poder ofrece una perspectiva sobre la vida (en este caso concreto, sobre la sociedad). Las enseñanzas que Robert Greene nos dejó en esta obra, que fue la primera que publicó, pueden ayudarnos a gestionar ciertas situaciones, especialmente en el ámbito laboral o en las relaciones sociales.
No obstante, no debemos olvidar que los libros de autoayuda no son libros de texto que haya que estudiar y seguir al detalle. El de Robert Greene, en concreto, puede llevar a desarrollar una actitud cínica e individualista que efectivamente nos llevaría a acaparar poder, pero no a comportarnos debida ni éticamente dentro de la sociedad donde buscamos ser poderosos.
Preguntas y respuestas sobre Las 48 leyes del poder de Robert Greene
A continuación, y para terminar de explorar este libro, contestamos a las preguntas más frecuentes sobre Las 48 leyes del poder.
Características del libro Las 48 leyes del poder
¿Cuántos capítulos, páginas y hojas tiene el libro Las 48 leyes de poder?
Las 48 leyes del poder tiene 48 capítulos (uno por cada ley) y unas 250 páginas.
¿Cuánto cuesta y donde conseguir el libro de Las 48 leyes del poder?
Aunque varía según ediciones, el precio del libro en papel Las 48 leyes del poder es de 20 € aproximadamente; en formato libro electrónico es de 5 €. Puede adquirirse en cualquier librería (física u online) y, de manera rápida, en Amazon.
¿Qué tipo de libro es Las 48 leyes del poder?
El libro Las 48 reglas del poder es un libro de autoayuda, ya que actúa como un manual de comportamiento, dando consejos (las leyes) para que el lector cambie su actitud hacia algún aspecto de su vida.
¿Cuáles son las mejores leyes de Las 48 leyes del poder?
Las mejores leyes del libro son aquellas que no nos dicen cómo conseguir poder, sino cómo gestionarlo sin suscitar envidias.
Contenido y enseñanzas del libro
¿Qué enseña y dice el libro Las 48 leyes del poder?
Las 48 leyes del poder es un libro de autoayuda que enseña a conseguir y mantener el poder. No está pensando para que sus leyes se apliquen en un ámbito concreto (por ejemplo, solo en el laboral), sino que pueden utilizarse en diferentes situaciones. De algún modo, plantea cómo mantener una actitud hacia la vida en la que uno asume su poder y su liderazgo, dejándose de preocupar por lo que los demás puedan pensar y siendo, en ese sentido egoísta.
¿Cómo utilizar Las 48 leyes del poder?
Como en cualquier otro libro de autoayuda, las leyes no hay que aplicarlas, tal cual las presenta Robert Greene. Es crucial leerlas con atención y entendiendo que no están escritas en piedra, sino que cada cual debe llevarlas a su terreno y reflexionar sobre ellas. Esto resulta especialmente importante para este libro, cuya perspectiva resulta en ocasiones extrema e individualista.
Prohibición y restricciones del libro
¿Por qué prohibieron el libro de Las 48 leyes del poder?
Las 48 leyes del poder es un libro controvertido. Si has leído el resumen de las leyes, habrás podido ver que en la mayoría de ellas el individuo se coloca por encima de cualquier interés y bienestar colectivo (por ejemplo, la ley 7, que recomienda apropiarse de las ideas y trabajos de otras personas). Es por ello que, dentro de esa controversia, el libro fue prohibido.
Para entender por qué, es fundamental mencionar que Robert Greene analizó a dictadores (como Napoleón), estafadores y estadistas para establecer las 48 leyes, lo que ya nos da una pista de que el comportamiento recomendado no será el más ético.
Como es lógico, la promesa de hacerse poderoso conquistó a muchos lectores, entre ellos a CEOs, especialistas en marketing e incluso celebridades. Su éxito fue tal que llegó también a las cárceles de Estados Unidos, donde cada vez más presos solicitaban leerlo. Viendo que no era una lectura precisamente recomendada para ninguna persona y, en especial, para quienes habían cometido graves crímenes, fue prohibido en las prisiones estadounidenses.
¿Dónde está prohibido el libro Las 48 leyes del poder?
El libro Las 48 reglas del poder está prohibido en las cárceles de Estados Unidos. Ningún prisionero puede leerlo. El contenido explícito e individualista, que puede incluso llevar a prácticas criminales, favoreció su prohibición.
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