Juan Varela escribió Pepita Jiménez a finales del siglo XIX. Concretamente la obra se publica por primera vez en 1874, logrando convertirse rápidamente en una novela de éxito internacional y en uno de los libros clave de la narrativa española.
Como La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín», Pepita Jiménez se encuadra dentro del estilo realista. Sin embargo, en su novela, Juan Varela se aleja de algunos de las directrices de esta corriente. Por ejemplo, no es tan incisivo a la hora de mostrar la parte más desagradable de la sociedad, cosa que sí hicieron sus contemporáneos. Para lograrlo utiliza un tono, y una visión, algo más idealizadora de lo que describe.
No obstante, Pepita Jiménez no deja de ser una novela decimonónica que ayuda a comprender el contexto de este siglo y los conflictos que se daban por aquel entonces. En concreto se nos presenta la batalla interna que hay en Luis de Vargas, el protagonista.
Quizá el elemento más característico de esta obra es que se trata de una novela epistolar. En este tipo de novelas el narrador cuenta la historia a través de cartas.
Resumen general de Pepita Jiménez de Juan Varela
Pepita Jiménez es una historia de amor de juventud y todo lo que este conlleva (juicios, prejuicios, pasiones, anhelos, miedos…). Para poder entender todo lo que ocurre entre Luis de Vargas y Pepita Jiménez, los dos protagonistas, se necesita escribir un buen resumen.
Luis de Vargas es un joven que está estudiando para seminarista. A través de las cartas que escribe a su tío, que es deán y el encargado de su formación como sacerdote, sabemos que está de vacaciones en casa de su padre. Allí se entera de que este, llamado don Pedro, está tratando de conquistar a una chica joven pero viuda, Pepita Jiménez. Esta mujer se había casado con un tío suyo, pero pronto murió y le dejó una gran fortuna lo que, unido a su belleza, hacía que fuese pretendida por mucha gente del pueblo.
Luis empieza a conocer a Pepita y en sus cartas muestra una especie de atracción y admiración hacia ella. Sabiendo que va a ser ordenado para sacerdote muy pronto, intenta justificar unos sentimientos que cada vez son más intensos y claros. Finalmente los reconoce, pero también la imposibilidad de cualquier relación con Pepita.
Sin embargo, parece que la joven corresponde el amor de Luis, ya que cruzan miradas y saludos que dejan claro que algo hay entre ellos. Esta emoción que los embriaga cuando están juntos cada vez es más fuerte y termina con un beso furtivo. Preocupado por las habladurías del resto y por haber pecado, Luis decide alejarse de Pepita.
Justo antes de marcharse de vuelta al seminario sabemos por su tío, que toma el papel de narrador para completar la historia, que Luis y Pepita tienen un último encuentro. Sin embargo, esta reunión que comienza en discusión termina convertida en una noche de amor que les une para siempre.
Luis termina por contar a su padre que ama a Pepita y que quiere casarse con ella, a lo que don Pedro responde con comprensión y además confesando a su vez que él mismo quería que acabasen juntos. Al final de la novela, los jóvenes se casan y, gracias a las cartas que don Pedro manda a su hermano el deán, sabemos que viven una vida plena.
Resumen por partes de Pepita Jiménez de Juan Varela
Pepita Jiménez no se divide en capítulos, sino en cuatro partes. Cada una de ellas tiene un estilo, lo que favorece al ritmo de la novela y también facilita la inclusión de varios puntos de vista.
Epílogo de Pepita Jiménez
La primera parte es el único momento en el que aparece la voz de Juan Varela. Este afirma haber encontrado un manuscrito y unas cartas entre los papeles de un deán. Esta técnica narrativa da apariencia de más autenticidad y objetividad, ya que el escritor se sitúa en un papel de mensajero, no de inventor de la historia. Varela sin embargo no es el primero en utilizarla, antes de él lo hicieron Cervantes en El Quijote o Unamuno en San Manuel Bueno, mártir,
Parte 1: Cartas de mi sobrino
La primera parte de Pepita Jiménez se compone de varias cartas que Luis de Vargas, el protagonista, escribe a su tío deán, con el que vive durante todo el año y con el que se está formando para ser cura. El único momento en el que no comparte casa con él es durante las vacaciones, que las pasa con su padre, de nombre don Pedro. Ahora mismo se encuentra con este último veraneando en un pueblo de Andalucía, donde don Pedro es cacique y un hombre muy respetado.
Presentación de los personajes
Luis se encuentra en un momento clave en su carrera eclesiástica, ya que ha conseguido el favor papal para ordenarse sacerdote después del verano. Sin embargo, pronto se empieza a ver que la devoción del chico no es tan firme como debería.
Durante las vacaciones Luis se entera de que su padre está cortejando a Pepita Jiménez, una joven elegante y rica del pueblo. Esta mujer ya estuvo casada antes con un tío suyo muy mayor. A la muerte de este, la muchacha heredó toda su fortuna, saliendo de la pobreza a la que se había acostumbrado desde pequeña. Bella, joven, viuda y con dinero, Pepita tenía muchos pretendientes, a los que siempre despreciaba.
Comienzo de la relación entre Luis y Pepita
Luis empieza a conocer a Pepita gracias a las tertulias que ella organiza, pero al principio solo la ve como una posible madrastra. No obstante, con el paso de los días, descubrimos en sus cartas a su tío que está desarrollando sentimientos más profundos hacia ella. El deán le previene sobre ello, recordándole cuál es su camino. Luis responde que lo sabe y se justifica diciendo que en Pepita solo admira la belleza de lo divino.
A pesar de sus excusas, Luis en efecto se está enamorando de Pepita y termina por reconocérselo a su tío en una de sus cartas. Aunque intenta evitarlo, la atracción es cada vez mayor y Pepita parece corresponderle. Por ejemplo, se miran de manera intensa y se dan la mano al saludarse y a despedirse, algo que denota la intimidad y la pasión que hay entre ambos.
Para poner distancia, Luis decide dejar de ir durante un tiempo a las tertulias de Pepita, pero su padre y la criada de la chica, ignorando lo que ocurre, le animan a volver. En su reencuentro, los jóvenes se miran intensamente y ella se echa a llorar, a lo que él responde con un beso que, por suerte, nadie ve.
Esta primera parte de estilo epistolar concluye con un Luis muy turbado y preocupado por lo ocurrido, decidido al mismo tiempo a irse del pueblo y dejar que Pepita le olvide.
Parte 2: Paralipómenos
Al empezar esta segunda parte Juan Varela vuelve a definirse como un mero editor que considera que lo que estamos a punto de leer son las memorias del deán. El tío de Luis por tanto habría decidido escribir el resto de la historia en tercera persona, como un narrador, ya que dejó de recibir cartas de su sobrino.
Conflictos internos de Luis y Pepita
Tras su primer encuentro amoroso con Luis, Pepita le cuenta lo ocurrido a Antoñona, su criada, y esta le ayuda a organizar más visitas. No obstante, Pepita pronto empieza a sentir mucha culpa, por lo que le confiesa todos sus pecados al vicario. Este le perdona y la convence para que se olvide de todo y, principalmente, de Luis. Aturdida y triste, la muchacha se echa a llorar en cuanto el vicario la deja sola.
Luis por su parte está decidido a irse y está lleno de preocupación por lo que el resto pensaría. Al fin y al cabo, sería un escándalo que un joven a punto de ordenarse sacerdote terminase desposando a la mujer que su padre también ama.
Currito, el primo de Luis, le invita a ir con él una tarde al casino antes de que se vaya al seminario. Allí se da un pequeño conflicto entre Luis y el conde de Genazahar, un hombre rico que debe dinero a Pepita pero que empieza a insultarla porque esta rechazó su cortejo. Luis la defiende pero nadie le hace caso, pensando que solo se trata de un sermón del cura. Cuando regresa a casa se encuentra con Antoñona, a la que Pepita a enviado para citar a Luis y poder verle una última vez antes de que se vaya.
Un final feliz
Cuando llega la noche, los enamorados se encuentran y discuten. Pepita no quiere que Luis se vaya, y él en el fondo tampoco, pero ha tomado una decisión y los dos coinciden en que su relación es imposible. Cuando Pepita se dirige a su alcoba llorando, Luis la sigue en un impulso pasional. Después de un rato salen, cabizbajos al principio pero determinados después a unirse para siempre.
Como ahora es su prometida, Luis acude de madrugada al casino para vengar a Pepita y luchar contra el conde. Ambos salen malheridos, aunque Luis se proclama ganador del duelo. Tras un periodo de reposo para curar los daños que había sufrido su brazo, Luis confiesa todo lo ocurrido con Pepita a su padre, que ya lo sabía porque en el pueblo se habían extendido rumores. Además, sabemos por el deán que su hermano le mandó una carta en la que admitía que él mismo había propiciado, junto a Antoñona, los encuentros furtivos entre su hijo y Pepita, ya que quería ver cómo su relación triunfaba.
Esta parte acaba con Pepita y Luis casándose y el deán agradecido de que la débil devoción de su sobrino se hubiese descubierto a tiempo.
Parte 3: Cartas de mi hermano
La tercera y última parte de Pepita Jiménez es la más corta y corresponde a las cartas que el padre de Luis habría mandado a su hermano, el deán. Funciona como un cierre de toda la obra y de todas las historias y personajes que se mencionan en ella.
Hace un recorrido por los cuatro años siguientes a la boda de Pepita y Luis. El matrimonio ha tenido un hijo y realizan muchos viajes por Europa, ya que económicamente han resultado bien avenidos. A pesar de su felicidad, a veces Luis piensa en cómo podría haber sido su otra vida como sacerdote.
También nos habla de otros personajes, como Currito, que se casó con una labradora, o el conde, que terminó pagando la deuda que tenía con Pepita.
Por qué es interesante leer Pepita Jiménez
Tras leer el resumen de Pepita Jiménez seguro que has podido comprender dónde reside la importancia de la obra. Juan Varela hizo un gran trabajo construyendo la psicología de cada uno de los personajes, especialmente de Luis de Vargas.
A lo largo de las algo más de 200 páginas de Pepita Jiménez vemos cómo Luis pasa de ser un joven seminarista con una devoción que cree muy firme a encontrarse con un conflicto interno. En realidad esta batalla responde al enamoramiento, que le hace descubrir que su destino es otro. Es un chico atormetando e incapaz de distinguir entre lo que se espera de él y lo que él quiere ser.
A nivel más técnico, esta novela es toda una obra maestra. Además de incluir elementos literarios que habían utilizado otros grandes de la literatura (como lo «del manuscrito encontrado»), desarrolla un estilo propio a caballo entre el realismo y el romanticismo.
Las novelas realistas hasta ese momento hacían una descripción objetiva y también muy cruda de la realidad. Varela en cambio, sin llegar a la fantasía y el idealismo extremo de los autores románticos, trata de mostrar un contexto algo más positivo. De hecho, su final es feliz, es el triunfo de un amor imposible. El resultado es una novela muy bien escrita, que combina el estilo epistolar con la narración, y que ganó (y sigue ganando) fama internacional.
Qué nos aporta la lectura de Pepita Jiménez
Como cualquier clásico, leer Pepita Jiménez es incorporar a nuestra biblioteca personal un trozo de la mejor literatura universal. Además, es una buena aproximación al realismo del siglo XIX sin que su lectura resulte demasiado tediosa, ya que da pie a la idealización.
Las reflexiones en Pepita Jiménez
Al principio puede ser una novela algo lenta; las cartas de Luis a su tío hay muchas reflexiones sobre la religión, el alma, el espíritu… Pero cuando avanza y el autor se introduce de lleno en la historia de amor con Pepita, todo es mucho más entretenido. Como lectores nos sentimos más interpelados ya que, al fin y al cabo, habla de emociones universales, como es el amor.
Sin duda, es una novela optimista en la que los personajes se ayudan entre ellos y juntos logran un final feliz. Por ejemplo, Antoñona, la criada de Pepita, ayuda a su señora en lugar de chantajearla y amenazarla con contar sus secretos.
Por supuesto, no falta la crítica social que aparece en cualquier novela realista. Lo interesante de Varela es que, en lugar de simplemente juzgar la ignorancia del pueblo, se compadece de ella; a través de sus personajes, adivinamos que su objetivo es combatirla con cultura.
Pepita Jiménez, como otras tantas novelas, nos hace reflexionar sobre temas universales, aunque haya una fijación por lo religioso y lo espiritual. Por otro lado, de algún modo, también nos enseña a ser más tolerantes. Plantea cómo de importante es encontrar la verdad de cada uno y respetar las de los demás, sin tratar de imponer la propia. Esto se ve en el padre de Luis, por ejemplo, que permite que su hijo se case con Pepita, o con el tío deán, que acepta que su sobrino no será cura.
Seguro que con este resumen de Pepita Jiménez te han entrado ganas de leerla y descubrir a sus personajes.
2 comentarios en “«Pepita Jiménez» del autor Juan Valera: resumen”
Me gustó el resumen de Pepita Jimenez, con ese contexto tranquilamente se puede empezar a leer sabiendo lo que contiene la obra de Juan Valera.
Gracias por tus amables palabras, Nicolás. Nos alegra que el resumen te haya resultado útil para orientarte sobre la obra de Juan Valera.